Hoy soy Enol Jordán

Soy noticia porque he vuelto a la Universidad. De hecho, la verdadera noticia es la forma en que se ha producido ese regreso. Cada inicio de curso de los últimos años he cruzado las puertas de la Facultad de Medicina de Oviedo en silla de ruedas. Esta vez lo he hecho caminando.

Tengo 23 años y desde muy pequeño me diagnosticaron el síndrome de Warkamy, una enfermedad rara que impidió que mis tendones crecieran a ritmo normal. Durante años, todos los expertos médicos coincidieron en un diagnóstico aterrador: nunca más volvería a caminar. Pero mi convencimiento en revertir esa situación y la confianza de mis padres han conseguido que vuelva a las aulas caminando con total autonomía.

El inicio del gran cambio empezó hace un par de años. ¿Hay alguna posibilidad, por pequeña que sea, de que pueda desplazarme algún día sin una silla de ruedas?, pregunté a mis padres.  Intuyo que no debieron de estar, a priori, muy convencidos con darme demasiadas esperanzas. Llevaba ya tres operaciones sin ningún resultado positivo. Fue entonces cuando apareció el cirujano Pedro Cavadas en mi vida. Una noticia sobre sus logros en el Telediario puso a mis padres en la senda de este doctor excepcional que confió desde el primer momento en mi recuperación. 

Así fue. Bastaron únicamente tres nuevas visitas al quirófano para que obrara el milagro. En noviembre regresaré a su consulta en Valencia para que valore mi evolución.  Sigo con la rehabilitación pero mis tendones responden y mi autonomía es prácticamente total. 

Recuerdo cuando vendí mi silla eléctrica en una plataforma de venta de segunda mano. Poco importan las palabras exactas pero mi oferta en Wallapop podría haber sido algo parecido a esto: "Cambio silla eléctrica en perfecto estado por un simple bastón". Un trueque que no dejará de ser una bella metáfora de mi existencia.

Tengo un sueño que se repite a menudo: caminar sin la muleta ni el bastón. Incluso, quién sabe, un día llegar a correr. No deja de ser un sueño... de momento.